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domingo, 12 de octubre de 2008

MI HERMANA CORINA en Residence (11-10-2008)



MI HERMANA CORINA – Residence 11-10-2008

Esta gente de Mi Hermana Corina, tienen muchas cosas que decir y muy variopintas. La verdad es que la impresión que dan, es que cada uno viene de una madre musical. Estuve hablando con la voz cantante y compositor –Hugo-, y le dije mi opinión personal sobre lo que hacían, una música honesta, personal y muchas cosas más, que por su imperfección prefiero obviar. Pero éste es el verdadero encanto del grupo. Es un grupo de amateurs que suenan verdaderamente bien en directo, con sus estridencias sonoras, sin machacar el cerebro.

Os recomiendo el disco encarecidamente, que estoy escuchando ahora mismo. Sólo son 6 €, y tenéis en algo más de 30 minutos 10 joyitas de pop garagero, muy valiosas para mí. Desde luego, lo que más me gusta es la carátula del disco, que es un dibujo de una chica abusadora de excesos en forma de lacas y tintes, tijeras de peluquería, piercings en la oreja derecha, un tatuaje de una calavera, pitillo en boca, y un mechero metálico de gasolina, y la boca ensangrentada. ¿Será la hermana Corina? No lo sé, pero me ha llamado la atención la carátula, diseñada por Oriol Malet http://www.oriolmalet.com/ , y lo que dicen es que un producto se vende por fuera, y verdaderamente así es casi siempre.

Como ya he dicho, el grupo en directo, tiene sus imperfecciones, y no desisten en el empeño de agradar. Y ahora estoy escuchando el disco, y la verdad que me gusta mucho más. En directo, versiones como Led Zeppelin – Whole Lotta Love, Ilegales – Soy quien espía los juegos de los niños-, una versión de Moonage Dream de Bowie, y por último una salvaje versión de Helter Skelter, que suena bastante bien.

No se puede decir que suenen como tal o cual grupo. Lo importante es que tienen un sonido muy particular, y llegaron en el momento más creativo de Residence, cuando todavía tenemos muchos cables sueltos, y trastos fuera del trastero, las paredes y techos a medio decorar, y una cúpula por pintar como la capilla sixtina. Me alegra el saber, que todavía hay músicos que se atreven a darlo todo porque les gusta lo que hacen.

Mi Hermana Corina son: Asier Aldaiturriaga al bajo, Hugo Allende a la guitarra y voz, Mikel Belaustegui a la guitarra, el gran Fernando Lacabex (Rocco Lacatus) a la voz, Eduardo Mendiguren (Wito) a la batería y una colaboración de Inés Núñez cantando en dos temas. Grabado en los Estudios Tío Pete de Urduliz, y es una producción del año pasado. Me ha gustado el sonido bruto que tiene el disco, esas guitarras, pedaleras de efectos, sonido envolvente, y ese duende que no tienen todos los grupos. Soy amante de la espontaneidad, y para hacer buena música, tienes que saber hasta dónde puedes llegar, y sobre todo: TRANSMITIR. Como una conversación cualquiera, la música fluye, como cualquier otra energía, y si no hay comunión con el escuchante, se rompió el vínculo. Sólo pido una cosa muy sencilla: que no me aburran.

Sólo digo esto: apadrina músicos locales, te harás un favor personal, comprando música por sólo 6 €, harás un favor al músico que con todo su cariño ha grabado su arte para degustación ajena; lo digo por experiencia, ya que como cantante ocasional, me gusta agradar, y gustarme; y si no, no salgo. Salgo a divertirme, a divertir, y pasarnos un buen rato todos juntos. El arte se puede tener, se puede pretender, pero no se puede forzar. Todo surge espontáneamente. Sólo os pido una cosa chicos: seguid con ese buen rollete de colegas de barrio. Tenéis un estilo propio.
NOTA: la formación ha cambiado después de este disco, según me ha informado Hugo por correo amigo en myspace, y es la siguiente:
Asier Aldaiturriaga: bajo
Edu Mendiguren: batería
Hugo Allende: voz y guitarra
Roberto Quintela: guitarra
Con la colaboración especial de:Gari (ex-Hertzainak): teclados

lunes, 6 de octubre de 2008

EL CLUB DE LOS GOLPES



CÓMO CARGARSE UNA SILLA DE PLÁSTICO Y REÍRSE A LA VEZ

Es increíble lo que una silla puede dar de sí, el demonio está cerca. Las astillas de una silla de plástico incluso pueden seccionar unos cables de micro. El mal rollo se puede apoderar de ti, pero sólo la diosa fortuna es capaz de darte la inmensa alegría de que el único disgusto plausible sea un simple susto y un golpe en un codo. Recuerdos de antiguos golpes donde la espalda pierde su nombre, todavía me recuerdan que sigo estando vivo.

Pero esto no es ninguna crónica terrorífica de esas de Teletienda en que te venden miles de productos, ni tampoco es un concurso de la madrugada donde te hacen creer que vas a ganar dinero, e incluso tampoco es un sueño sadomasoquista. Es la puñetera realidad en un lugar que se llama La Hacería.

Allí estuvieron actuando dos grandes de la escena bilbaína, que son Catfish Louis y Washboard Johnny que me informó posteriormente de los estropicios que causé en los aposentos de tan anacrónico lugar. Marta Sánchez, sin los soldados del amor, pero con el soldado del canuto tieso, al lado, el cual preguntó a Marta algo sobre el nombre de su grupo –Marta Sánchez Trío-, si algo tenía que ver el nombre del grupo con alguna práctica sexual a tres, pero nada más lejos de la realidad, el osado preguntón se llevó una contestación acorde con la osadía de preguntar semejante estupidez.

Justo cuando me iba a ir de La Hacería, es cuando ocurrió el famoso incidente que ha quedado grabado en el subconsciente propio y ajeno; un golpe seco y un chasquido posterior en medio de la actuación de Catfish Louis and Washboard Johnny, rompió la paz y el buen rollo de la segunda semana de temporada 2008/2009 en La Hacería, es entonces cuando empecé a sentir un balanceo extraño en mi espalda que acabó con mis huesos por los suelos, consiguientes risas propias y ajenas, sonrojos, y casi aplastar a un pobre perrito de color blanco.

Todo esto para preparar mi huida hacia otro garito bilbaino sito en Plaza Indauchu; es el Graffit, donde actuaban Santiago Delgado and The Runnaway Lovers, que con puntualidad bilbaína, consiguieron empezar a la hora, nos ofrecieron un concierto con un sonido desastroso, contrastando con el gran ambiente creado, por la pinchada posterior de Juan de Pablos, que estaba como el niño que estrena mesa, moviendo el esqueleto, como un jovenzuelo enamorado por primera vez. Puso Los Brincos, y como no podía ser menos, puso Los Summers con “La chica de cada verano”.

El rosario de rockabillys, bluesmen diversos, mockers, punks, heavies y psicodelias varias, se dieron cita en las cavernas del vicio: Le Club, un club para poetas muertos, camioneros renegados, y degeneración pura y dura. Músicas poperas, rockeras y techno de los ochenta, llenaban las lenguas golosas de los viciosos de la música nocturna. Un lugar donde pasar la noche, llegue la mañana, hablar alto y no muy claro, y sentir que el flúor es esa sensación que se siente después de comer al lavarse los dientes.

La aventura acabó con un papel cuadriculado con un mapa improvisado indicando una dirección hacia el metro o bus de Lejona a las nueve de la mañana, prácticamente sin nadie en la calle y rogando orientación a los habitantes de este recóndito lugar.