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sábado, 10 de mayo de 2014

THE DREAM SYNDICATE EN ANTZOKI 20140509




La energía fluía, fluyó, y sigue fluyendo. Como los buenos ríos fluyen siempre con aguas renovadas. Las aguas no son nuevas, ni están mezcladas con contaminantes externos. La esencia sigue intacta en todos sus átomos.

Me habían hablado de ellos hace poco y cuando probé a escuchar extractos en internet, quedé enamorado al instante de este grupazo. Conocía a grupos de sonidos post-punk de la época ochentera, pero a Dream Syndicate no.

Después de unos teloneros, poco brillantes, llegaron los Dream Sindicate con sus más de 50 años en sus carnes, alguno recién llegado, pero empapado del buen hacer de sus ruidosos compañeros. El ruido en Dream Syndicate no es ningún problema, es una necesidad vital, una manera de encauzar la electricidad con una mística especial, unas melodías entre este mundo y el mundo de esos 30 años perdidos desde “Medicine Show”. Vinieron a Bilbao a ver a amigos de sonidos familiares, Cancer Moon, Los Clavos, El Inquilino Comunista. Dream Syndicate demuestran que siguen siendo los pioneros.

He de decir que no los conocía, pero su sonido me era muy familiar. Había oído esa voz alguna vez, y esa manera de romper el silencio con una guitarra. A Steve Wynn ya le conocía, pero no tenía ni idea de que había estado en Dream Syndicate.  Conocía a Tom Verlaine y sus Television, y por eso me era muy familiar el sonido.

Nunca he visto en una sala, una media de edad tan uniforme, casi todas las personas tenían medio siglo o más, y eso quiere decir que el fenómeno fan ha trascendido en este caso a la edad. La gente disfrutaba, amaba la música, movía la cabeza, los pies, los cerebros se interconectaban con las cuerdas y compartían ese modo de entender la música. Todo esto no sería posible si esos adolescentes en la cincuentena no amaran a la gente que tocaba esa música, y se nota que lo llevan muy dentro.


Apollado en las escaleras del Antzoki en primera línea viendo toda la acción, vi cómo los fotógrafos de prensa, disfrutaban con lo que veían y oían. En este rock hay algo místico, que trasciende a través de las vivencias, y si se consigue eso, ya tenemos la ecuación con el público. Dream Syndicate tienen un fan más. Quedé enamorado de su entrega y su sonido. Los días de vino y rosas han vuelto.